lunes, 12 de diciembre de 2011

mas vale tarde...

Llegaste a mi vida un día en forma de correo electrónico,  y desde entonces sigues aquí; al principio no supe que decir aparte de “Hola, ¿eres un secuestrador o acaso un hombre de 150 kilos?” pero que sorpresa me llevaría después, descubriéndote en mi mente con una capa roja y medias hasta los muslos del mismo color, ciertamente desde el principio trate de adivinarte, pero creo que fue algo que, para mi gusto jamás conseguí; algún tiempo tuvo que pasar para poder dejar de verte tan solo como una imagen en mi cabeza e intentar llevarlo a la realidad, luego me lleve otra sorpresa al ver que no fue casualidad pasar de encontrarnos tomando un café a terminar en tu coche besándonos como si no hubiera otro día; a partir de ese momento algo rompió con esa absurda calma a la que estaba acostumbrado, y es que ciertamente nunca pude dejar de sentir temor, ese temor que surge al descubrir algo hermoso y no saber cuándo o como terminará, saber si ese algo es real y si vale la pena cultivarlo. ¿Sabes? Tal vez  fue porque nunca pude idealizarte, que nunca te espere o soñé contigo, fué que terminaste siendo más afín a mí que mis propias fantasías, ¿será por eso que fuiste tan real? ¿será  por eso que no me importo arriesgar esa amarga seguridad que tenía antes de conocerte?
Pasado el tiempo, ha vuelto a mi esa absurda calma de sentirme tranquilo, ¿y sabes qué? No soy feliz, porque tontamente perdí sin darme cuenta, aunque fué algo que me enseñó tanto a veces pienso si el precio que pagamos por nuestros errores no es demasiado alto, porque tenemos creencias distintas, porque somos demasiado egoístas, porque en el fondo queremos pensar que aquella persona que nos ofrece su cariño de forma desinteresada, puede llamarse de algún modo nuestra y de nadie más, como algo que se cuida cuando no se tiene cerca, yo no sé si hay un manual para poder amar, si realmente hay una forma correcta o incorrecta, francamente me parece un enigma que en algún momento me cansé de intentar resolver, o por lo menos tener una idea clara de lo que todo eso significa, aunque lo vemos en todos lados, y todo el mundo habla de eso sigo sin tener idea; yo solo sé que te quise, pero no con ese cariño estereotipado del que todo mundo habla e idealiza, si no con aquel de quien sabe lo que recibió y dió lo que tenía para dar, tal vez no parezca un príncipe ahora, pero yo sé bien que sabes lo mucho que te quise, que no fue solamente por lo que hicimos, que trajiste un brillo a mi vida en un momento que sencillamente no creía merecer, y lograste algo que no creí posible, sanarme las heridas, hacerme conocer más rompiendo de paso algún prejuicio fuertemente arraigado, son solo algunas de las cosas por las que puedo decir en el presente que te quiero a ti, que te extraño y pienso con frecuencia, y aunque sepa que eventualmente debe ser así, no me gustaría acostumbrarme a la idea de no volver a verte, de no volver a probar de tu alegría ni de tu suave calma y no de la mía, como lo hice ayer, como hago hoy.
Tal vez yo no sea la persona que creías, tal vez esto sea solo palabras, pero tal vez un día comprendas que ya no soy aquel quién crees ahora, y podamos perdonarnos por entrar en la vida del otro a mover cosas, de cualquier forma tu sigues aquí...  solo espero que no sea tan tarde para mi mismo.