martes, 31 de julio de 2012

Coleccionista de corazones rotos


Andando voy sin prisa, buscando en cada esquina,
 esa mirada que se cruce con la mía,
buscando algo más que su sonrisa, que una caricia,
 esa sensación que me emociona y me aniquila.

 Y con ojos mansos salgo a quererla sin desearla,
 a poseerla sin ser mía, a darme sin entregarme,
 y alejarme sin marcharme,
viviendo esta contradicción constante,

van pasando mis días,
 encontrando sin buscar aquello que abre mis heridas,
 escarbando en mis adentros, archivando sus memorias,
 sus sonrisas y lamentos.

 Triste alma en hielo seco, muchas veces destruida,
 ofrecida cual promesa de ser salvada por su próxima víctima,
 siendo odiado con la fuerza del amor que juró tenía,
 ganándome así, la amarga perpetuidad en su recuerdo.

Y volviéndome al fin, el coleccionista de ilusiones,
 de pasiones y sueños muertos, de corazones rotos,
 guardados cual tristes trofeos de no poder hacerlo,
encontrar al ser que borre el deseo de vivir como un muerto.

La historia interminable del encuentro y el destierro,
aunque de cualquier manera,
 siempre se trate del mismo juego,
 dos solitarios que se encuentran, para perderse luego.